02 May Héctor García Díaz: "En EEUU, el farmacéutico prescribe en nombre del médico"
Héctor Carlos García Díaz es un estudiante grancanario que hace su residencia de cuarto año de Farmacia Hospitalaria en el hospital Vall d'Hebron, en Barcelona. Estudió el Grado de Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid. Allí comenzó a interesarse por la oncología y la investigación. Posteriormente, hizo un máster de Investigación Biomédica especializado en cáncer en la Universidad de Barcelona, donde trabajó en un proyecto en de generación de CAR-T cells para el tratamiento de tumores en el hospital Clínic de Barcelona. Allí decidió que no iba a conformarse solo con investigar, sino que quería formar parte de equipos clínicos y aportar conocimiento en farmacoterapia en las decisiones clínicas. Para ello, se preparó el examen FIR y escogió Vall d'Hebrón para realizar la residencia de Farmacia Hospitalaria al considerarlo uno de los mas importantes de Europa a nivel oncológico. Durante la residencia, ha enfocado la formación hacia la oncología tanto a nivel de proyectos de investigación como realizando un máster propio de Oncología Farmacéutica de la Universidad de Valencia. Actualmente está realizando una rotación de Leucemia en el MD Anderson Cancer Center, en Houston, Texas. Como profesional, se define como un joven "con mucha iniciativa, apasionado, docente e inquieto".
- Lo suyo, ¿es trabajo o vocación?
- Vocación. Desde la universidad sentí pasión por la farmacoterapia, me gusta mucho estudiar y aplicar los conocimientos para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Es muy gratificante cuando los pacientes en planta de hospitalización te agradecen la labor asistencial.
- ¿Cómo es el trabajo de un farmacéutico hospitalario?
- Lo primero que hay que dejar claro es que la función de un farmacéutico hospitalario no es investigar. Podemos hacerlo, pero es algo opcional ya que nosotros tenemos un papel asistencial como el personal médico o de enfermería. Farmacia Hospitalaria es una especialidad de cuatro años con numerosas rotaciones que se pueden agrupar en tres: gestión/logística, técnica y clínica. Lo que me atrae es la clínica -hacemos mínimo 1 año- y poder trabajar con el equipo médico modificando las prescripciones de los pacientes para un mejor uso de los fármacos. En España, todos los FIR somos farmacéuticos hospitalarios, no hay una subespecialidad como tal en oncología ya que los cuatro años incluye la formación en numerosas áreas. Sin embargo, puedes ir haciendo curriculum en áreas que te atraigan, y eso te puede favorecer para que te contraten en ese área concreta.
- ¿Qué tiene de atractivo esa, definida por ti, subespecialidad?
- En concreto, el área oncohematológica me gusta porque tiene mucho impacto en la sociedad, hay mucho que estudiar y siempre salen cosas nuevas. Es maravilloso ver como algunos tratamientos han podido curar o mejorar el pronóstico de pacientes que hace unas décadas se morían rápidamente.
- El papel del profesional farmacéutico en esta materia, ¿es igual en todos los países?
- La función del farmacéutico oncológico en España es garantizar la adquisición, custodia, validación de la prescripción, atención farmacéutica, supervisión de la preparación/dispensación y asegurar su correcta administración. En concreto, cuando validamos la prescripción médica tenemos que asegurar que está indicado para ese paciente, revisar la historia clínica de este -antecedentes, edad/peso, proceso actual, tratamientos concomitantes...- y la analítica -función renal, hepática..- para asegurarnos de que el paciente puede recibir el tratamiento. En muchas ocasiones contactamos con el equipo médico por interacciones entre medicamentos o la necesidad del ajuste de dosis de la quimioterapia. Esto es de vital importancia ya que son tratamientos de estrecho margen terapéutico, y el mínimo exceso se traduce en efectos adversos y, por el contrario, si no das la cantidad suficiente puede comprometer la eficacia en el tratamiento del tumor. En Estados Unidos, el farmacéutico clínico oncológico deja las tareas logísticas/técnicas a los farmacéuticos operacionales que no tienen la especialidad. De esta manera, permite al farmacéutico clínico estar con el equipo médico y de enfermería y pasar ronda de planta con ellos. En Estados Unidos, el farmacéutico es quien prescribe en nombre del médico si necesidad que este lo confirme. Solo en el caso de las quimioterapias o tratamientos dirigidos contra el cáncer, se necesita una segunda firma por parte del médico para confirmar el tratamiento pautado por el farmacéutico. Es totalmente al revés que en España, donde el médico prescribe y el farmacéutico valida. Esto permite al farmacéutico la libertad de poder actuar de manera mas libre con respecto al tratamiento del paciente. Esta libertad es mayor en los fármacos que no son antineoplásicos.
- ¿Veremos algo así en Canarias?
- Desconozco cómo se trabaja en Canarias de primera mano, pero sí que se habla de un perfil bastante clínico. Dado que tenemos un sistema público nunca se va a llegar al nivel de la empresa privada de Estados Unidos. Sin embargo, si optimizamos nuestros recursos humanos, tecnológicos y conseguimos ser más eficientes en el sistema, los farmacéuticos podríamos desempeñar el papel que ejercemos en Estados Unidos. Por ejemplo, delegando el trabajo técnico/administrativo y enfocarnos en tareas clínicas.
- Dígame cómo ve el futuro en este campo.
- El futuro de la sanidad en España, en mi opinión, estará muy enfocada a la hospitalización a domicilio, comunicación mediante plataformas digitales y sobre todo educar a un paciente proactivo, aquel que conoce su enfermedad, se informa bien y es capaz de formar parte en la toma de decisiones de su tratamiento. Por otro lado, un ámbito más propio de la profesión es muy importante la evaluación farmacoeconómica de los medicamentos, ya que cada vez salen nuevas terapias al mercado, cada vez más caras, y debemos velar por la sostenibilidad de nuestro sistema financiando aquellos medicamentos que realmente proporcionen un beneficio a los pacientes en relación al coste.
- Ahora que la Inteligencia Artificial parece que lo abarca todo, ¿cómo se va a desarrollar en el mundo farmacéutico?
-Pues la IA sí que tiene hueco en nuestra profesión. Nosotros cruzamos la información de la historia clínica, con los datos analíticos y las características de los fármacos permitiendo así realizar intervenciones farmacéuticas para optimizar el tratamiento farmacológico. O, por ejemplo, a la hora de crear Procedimientos Normalizados de Trabajo (PNT) de las preparaciones estériles o no estériles buscamos información en diferentes bases de datos para elaborar un documento que permita al técnico elaborar un medicamento y al farmacéutico realizar el control de calidad. Todo esto lo puede hacer una IA mediante algoritmos que crucen la información y te den una respuesta. Creo que es una oportunidad para ser eficientes en los procesos y dedicar más tiempo a ofrecer una atención farmacéutica de calidad y más humana, algo que una máquina nunca te podrá proporcionar. Esto es aplicable tanto a nivel hospitalario como a nivel de atención primaria.